Ingenieros del MIT y Caltech han demostrado un sensor ingerible cuya ubicación se puede monitorear a medida que se mueve a través del tracto digestivo, un avance que podría ayudar a los médicos a diagnosticar más fácilmente los trastornos de la motilidad gastrointestinal como el estreñimiento, la enfermedad por reflujo gastroesofágico y la gastroparesia.

El diminuto sensor funciona detectando un campo magnético producido por una bobina electromagnética ubicada fuera del cuerpo. La fuerza del campo varía con la distancia desde la bobina, por lo que la posición del sensor se puede calcular en función de su medición del campo magnético.

En el nuevo estudio, los investigadores demostraron que podían usar esta tecnología para rastrear el sensor a medida que se movía a través del tracto digestivo de animales grandes. Dicho dispositivo podría ofrecer una alternativa a procedimientos más invasivos, como la endoscopia, que se utilizan actualmente para diagnosticar trastornos de la motilidad.

Los trastornos de la motilidad GI, pueden ocurrir en cualquier parte del tracto digestivo, lo que provoca que los alimentos no se muevan a través del tracto. Por lo general, se diagnostican mediante estudios de imágenes nucleares o rayos X, o mediante la inserción de catéteres que contienen transductores de presión que detectan las contracciones del tracto GI.

Los investigadores del MIT y Caltech querían encontrar una alternativa que fuera menos invasiva y pudiera realizarse en el hogar del paciente. Su idea era desarrollar una cápsula que pudiera tragarse y luego enviar una señal que revelara dónde estaba en el tracto GI, lo que permitía a los médicos determinar qué parte del tracto estaba causando una desaceleración y determinar mejor cómo tratar la condición del paciente.

Para lograrlo, los investigadores aprovecharon el hecho de que el campo producido por una bobina electromagnética se vuelve más débil, de manera predecible, a medida que aumenta la distancia de la bobina. El sensor magnético que desarrollaron, que es lo suficientemente pequeño como para caber en una cápsula ingerible, mide el campo magnético circundante y usa esa información para calcular su distancia desde una bobina ubicada fuera del cuerpo.

Para señalar con precisión la ubicación de un dispositivo dentro del cuerpo, el sistema también incluye un segundo sensor que permanece fuera del cuerpo y actúa como punto de referencia. Este sensor podría pegarse a la piel y, al comparar la posición de este sensor con la posición del sensor dentro del cuerpo, los investigadores pueden calcular con precisión dónde se encuentra el sensor ingerible en el tracto gastrointestinal.

El sensor ingerible también incluye un transmisor inalámbrico que envía la medición del campo magnético a una computadora o teléfono inteligente cercano. La versión actual del sistema está diseñada para realizar una medición cada vez que recibe un disparador inalámbrico desde un teléfono inteligente, pero también se puede programar para realizar mediciones en intervalos específicos.

La versión actual del sensor puede detectar un campo magnético de bobinas electromagnéticas dentro de una distancia de 60 centímetros o menos. Los investigadores prevén que las bobinas podrían colocarse en la mochila o chaqueta del paciente, o incluso en la parte trasera de un inodoro, lo que permitiría que el sensor ingerible tome medidas siempre que esté dentro del alcance de las bobinas.